Y entonces, me encontré solo en el camino. Las calles vacías se sucedían a mi paso. ¿De dónde venía?, ¿en qué lugar me encontraba?, ¿hacia dónde quería ir?. Solamente yo podía elegir la dirección hacia la que caminar, pero los miedos y los deseos equilibraban la balanza de la decisión; los muros levantados durante años ahora resultaban una difícil barrera que superar.
Pero, en ocasiones, una pequeña esperanza de cambio se asoma al otro lado… y ese es el motivo de este viaje.